Mediado el siglo X, época de máximo esplendor del Califato de Córdoba, pequeños reinos y condados cristianos sobreviven en el ámbito de la península ibérica. La reina Toda Aznar, soberana de Navarra, solicita a su poderoso sobrino Abderramán III que le recomiende un sabio capaz de aminorar la desbordante obesidad de su nieto Sancho el Craso, rey de León, quien, desposeido de su trono, se ha refugiado en Pamplona.
El Muladí narra la vida de Abdul, un joven que, a su pesar, se encuentra inmerso en las luchas por el poder que mantienen los diferentes grupos étnicos en que se dividen los nuevos amos, (árabes qaysíes, árabes kelbíes, bereberes, etc.) y que configuran la historia del emirato cordobés en esos años.
Al pertenecer esta novela a la serie del autor sobre los reyes asturianos, también conoceremos cómo los sucesores de Pelayo, su hijo Favila y su yerno Alfonso I, consiguen consolidar el reino y pasar a la ofensiva para comenzar la Reconquista, y las aventuras y romances ya iniciados en la anterior novela, La muralla esmeralda, continuarán desarrollándose y preparando su desenlace en la la siguiente, La Cruz de los ángeles.