Segunda novela histórica de la serie de los reyes asturianos que transcurre en los últimos años del reinado de Pelayo. ¿Permanecer ocultos y protegidos tras los verdes y escarpados montes que forman una muralla natural que defiende al reino asturiano, o comenzar la reconquista de los territorios perdidos, corriendo el riesgo de llamar la atención de un enemigo poderoso que domina las cuatro quintas partes de la península y que puede, quizás, si decide desatar la furia de sus bien pertrechados ejércitos, acabar con el reducido núcleo de cristianos que, reunidos en torno al vencedor de Covadonga, intentan establecer desde la corte de Cangas, un inicio de resistencia a los invasores musulmanes? éste es el dilema al que, en la imaginación del autor, se enfrenta un Pelayo que, en su madurez, comprende que organizar un reino es más difícil que conseguir la victoria en un combate.
Para tomar la decisión adecuada, un grupo de asturianos viaja por los territorios sometidos al emir de Córdoba comprobando cómo el peor enemigo de los invasores es su desunión interna y el odio que entre sí se tienen sus diferentes tribus, mientras, en Cangas, tutelados por el veterano monarca, una generación de jóvenes se prepara para tomar el relevo cuando sea necesario.
Como en toda novela de aventuras que se precie, hay combates, intrigas, amores, algunos nuevos y otros ya intuidos en la primera novela, que llevan al lector a compartir con los protagonistas la vida en Asturias, en los últimos años del siglo VIII.