¡Los cristianos a los leones! Julio Prisco, ciudadano de Roma, ha oído durante toda su vida este grito en boca de la plebe y ha visto a muchos de ellos ir al martirio para gozar de Dios. Pero él cree en los dioses de Roma y es amigo de Marco Aurelio, el emperador filósofo. Ha recorrido el Imperio desde las orillas del Danubio hasta Palestina, y conoce la Urbe desde el palacio imperial hasta las tabernas y los lupanares. Su relación con Doma, una joven cristiana, y con Eclectos, un maestro de su comunidad religiosa, siembra dudas en él. Se pregunta si esa nueva religión podría suponer una esperanza en una Roma sumida en la injusticia y el desenfreno de los que es partícipe Cómodo, hijo de Marco Aurelio, que gobierna como un nuevo Nerón.
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