Granada, otoño de 1809. Bruno Moleón, médico de la “Sala de calenturas” del Hospital de San Juan de Dios que investiga las causas de la fiebre puerperal, recibe el encargo, ante la inminente llegada del ejército de Napoleón Bonaparte a la ciudad, de paliar el saqueo de obras de arte de la ciudad. Con ayuda de sor Lucía, monja franciscana del Monasterio de Santa Isabel la Real intentará evitar el expolio de un cuadro del XVII de Alonso Cano, conocido como “La chanfaina”.