Mayo de 1808. Una escuadra de artilleros mercenarios parte de Venecia hacia Zaragoza para cumplir con un singular encargo del Conde de Fuenclara. Pero no menos misterioso resulta ser el verdadero motivo que ha llevado a los jefes de la esquadra a aceptar este trabajo: encontrar el secreto para fabricar los mejores cañones del mundo, fundidos en Zaragoza años atrás bajo el sello «Dei Machina». Todos sus planes sufrirán un vuelco inesperado con el asalto a la ciudad por las tropas de Napoleón. Los generales franceses cuentan con lograr la victoria en unas pocas horas, pero durantes los siguientes cuarenta y cinco días, españoles, venecianos y franceses librarán una feroz batalla. Es el primero de los «Sitios de Zaragoza».