Intriga política, relaciones amorosas, amistades, confesiones y también asuntos bélicos destacan en la vida de la duquesa. Y a lo largo de la narración se introducen, además, otras dos historias paralelas: la de una muchacha, protegida de la propia duquesa y amiga de Metternich, genio del ajedrez, y la de un joven oficial prusiano. Es la de ellos, así, una historia que resume la vida de un siglo, el que significó el paso de la monarquía absolutista al Imperio napoleónico y el posterior liberalismo.
Con una prosa brillante y dotada de un gran sentido del humor, Ildefonso Arenas recupera a este personaje, más propio de la novela que de la historia, para contarnos quién fue: una época y unas peripecias que cambiaron el rumbo de todo un continente: Europa.
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