almira es apenas un pequeño reino en pleno desierto objeto de deseo tanto de Roma como de Partia; no hay duda de que puede convertirse en una auténtica pesadilla para el Imperio, y, cómo no, para el prefecto Macro y el centurión Cato.Una revuelta en Palmira hace que el Imperio mande tropas para ayudar al rey y defender las fronteras, pero la intimidante presencia de los legionarios lleva a Partia a desencadenar una guerra de consecuencias insospechadas en un territorio que Macro y Cato conocen mal, pero que no tardan en aprender a odiar, y en el que la táctica de las falanges resulta insuficiente ante jinetes y arqueros tan hábiles como los partos. Y lo único que les faltaba era la sospecha de que existe un traidor en sus propias filas, quizás en círculos muy próximos al propio rey; o que Cato se enamorara de la aristócrata hija del embajador romano.
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