Noble y truhán, generoso y trapacero, caprichoso y ecuánime, José de Salamanca (1811–1883) es uno de los grandes personajes del siglo XIX español. Capaz de arruinarse y hacerse inmensamente rico en varias ocasiones, intuyó como nadie el mundo que surgía tras la revolución industrial: pionero del ferrocarril, inversor internacional y especulador en bolsa, también fue un político de larga —y variable— trayectoria y un mecenas de las artes, que supo ver esa gran urbe que Madrid todavía no era pero sería, porque ya estaba empezando a cobrar forma en su imaginación imparable, llegando a dibujar un barrio entero, que aún lleva su nombre, a su exacto capricho y medida.
El hombre que inventó Madrid, de Javier Puebla, podría ser una novela histórica, una novela negra o incluso una novela picaresca, pero sobre todo es el apasionante relato de un hombre y su época que nos sigue sorprendiendo por su inquietante contemporaneidad.