De cómo una idea germinó, creció y luego se pervirtió…
O de cómo un colectivo herético y cismático (pues en fin los primeros cristianos no eran sino una herejía del judaísmo), un colectivo amasado entre las capas más pobres de la sociedad judía (esclavos, mendigos, criados y desplazados), consiguió pasar en un tiempo récord de secta reformista, marginal y perseguida, a nueva estructura religiosa vinculada a los más altos estamentos del Imperio y del poder.
De la caridad y la compasión asociadas, para poder sobrevivir, a la voluntad de poder.