Mientras que la cercanía del año 1000 d.C. llevaba a algunos a profetizar el fin del mundo, Hugo Capeto, duque de Francia y Conde de Orleáns, movía con esmero las últimas piezas que le conducirían al trono de Francia. Difíciles parecían los obstáculos que habría de superar, pero insignificantes en comparación a la recompensa que le aguardaba. Sus hijos, su ejército, su pueblo, habrían de hacer frente a una ambición que no conocería límites y a un futuro que vendría cargado de sacrificios. La guerra pronto empezaría a fraguarse en cada rincón de sus nuevos dominios y viejos enemigos aguardarían impacientes la caída de su reinado. En un presente que sólo conoce de conspiraciones y tramas, el amor se convierte en la única esperanza para aquellos que habrán de someterse a la voluntad del ambicioso monarca.