En 1307 los sarracenos han expulsado a los cruzados de Tierra Santa y el rey Felipe el Hermoso, que codicia las riquezas de la Orden del Temple, presiona al débil Papa para que la disuelva. Los templarios se sienten amenazados y conciben el proyecto de recuperar Jerusalén por medio del Arca de la Alianza, el extraño objeto que el propio Dios inspiró a Moisés y cuyos poderes permitieron una vez a los hebreos demoler las murallas de Jericó y conquistar la Tierra Prometida.
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