Impresionante retablo del mundo feudal, La Piedra Angular sitúa su acción a principios del siglo XIII. La vida de los señores feudales, el ambiente de los torneos, la envidia y la ambición de mayores riquezas contrastan con la miseria de los peregrinos, de los vagabundos que se escapan de los horrores de la guerra. Los prot agonistas del extenso relato son inlvidables: Ansiau, ciego, mendicante, con su orgullo de antuguo cruzado; Herbert, codicioso, violento y sensual; Haguenier, noven y exaltado, consagrado al servicio de su dama y luego de Dios. La autora estudia a través de estos seres los eternos problemas del hombre y de la historia para hacernos comprender aquellas cosas que hicieron cambiar la vida y las costumbres de los hombres pero también a aquellas que dieron origen a tantas tragedias individuales y colectivas.
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