En una fría y oscura estancia, la moribunda reina Catalina de Médicis reflexiona sobre todo lo ocurrido a raíz de la brutal matanza de san Bartolomé, un suceso que puso contra ella a la nobleza católica, que veía en su persona un obstáculo a sus pretensiones, a los protestantes, que la consideraron enemiga de su religión, y el pueblo llano, que ya no confiaban en ella, y desde entonces, nunca dejó de verla como ‘la Italiana’.
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