Mediado el siglo X, época de máximo esplendor del Califato de Córdoba, pequeños reinos y condados cristianos sobreviven en el ámbito de la península ibérica. La reina Toda Aznar, soberana de Navarra, solicita a su poderoso sobrino Abderramán III que le recomiende un sabio capaz de aminorar la desbordante obesidad de su nieto Sancho el Craso, rey de León, quien, desposeido de su trono, se ha refugiado en Pamplona.
Los clamores de la tierra es la crónica histórica y literaria de los primeros años del trepidante reinado de Ramiro I (843-850), monarca constructor y vara de la justicia. Es una novela ambiciosa, de amor y muerte, de intrigas y traiciones, de hogueras en honor de la madre luna y de hogueras encendidas para castigar a los disidentes pobladores indígenas. Son los años oscuros de consolidación de una dinastía real que perdurará en España hasta nuestros días.
Siguiendo el destino de un joven escudero del conde Nepociano y de personajes de todos los ámbitos sociales (reyes y peregrinos, monjes, príncipes del monte), el relato nos traslada a una época remota de nuestra historia. Un anciano rey, acosado por los supervivientes del viejo orden social, por las invasiones sanguinarios de los normandos y la constante amenaza de los musulmanes, intenta consolidar el proceso de feudalización iniciado en el reino visigodo de Toledo y acabar definitiva e implacablemente con los últimos astures de las montañas.
Éstos son los clamores de una tierra que se quedó desnuda y herida, goteando noche, buscando un sitio en el aguacero del monte para acomodar el lloro de la luna. Y esta novela es, sobre todo, la confirmación del gran escritor que todos descubrimos en Letanías de lluvia.
Una caja salta por los aires tras aquella explosión que destruyó la catedral de Oviedo en octubre de 1934. Uno de los encargados de detonar la dinamita se hace con los documentos que contenía dicho cofre y, con el tiempo, se los lega a su hija. Aquellos manuscritos no son otra cosa que la biografía de Alfonso II, el rey que engrandeció Oviedo, contada por su conde de palacio. Pasado lejano y presente, realidad y ficción se entremezclan en esta apasionante novela que recrea cincuenta largos años del reinado del rey Casto, que representan para el reino asturiano la seguridad de su supervivencia frente a la amenaza musulmana y el comienzo de un proceso de renacimiento interior en todos los órdenes.
El Muladí narra la vida de Abdul, un joven que, a su pesar, se encuentra inmerso en las luchas por el poder que mantienen los diferentes grupos étnicos en que se dividen los nuevos amos, (árabes qaysíes, árabes kelbíes, bereberes, etc.) y que configuran la historia del emirato cordobés en esos años.
Al pertenecer esta novela a la serie del autor sobre los reyes asturianos, también conoceremos cómo los sucesores de Pelayo, su hijo Favila y su yerno Alfonso I, consiguen consolidar el reino y pasar a la ofensiva para comenzar la Reconquista, y las aventuras y romances ya iniciados en la anterior novela, La muralla esmeralda, continuarán desarrollándose y preparando su desenlace en la la siguiente, La Cruz de los ángeles.