Año 129 de nuestra era. El emperador Adriano ostenta el poder de Roma.En la hispanica ciudad de Segobriga hechos inexplicables se suceden. Asi que cae la noche, un misterioso personaje hace acto de presencia cometiendo mil desmanes y fechorias. Y antes de volatilizarse en la nada estampa su nombre o firma: Antioco.Nadie sab e cual es su rostro, ni su verdadera voz. Nadie ha podido atraparle, ni ponerle la mano encima. Es por ello que se extiende el rumor que han de verselas con un fantasma. Los magistrados de la ciudad ponen, en vano, precio a su cabeza. El Senado municipal, dividido desde antiguo en la faccion blanca y la negra, aun logra enemistarse mas.¿Quien es Antioco? ¿Que es lo que busca? ¿Sera necesaria la presencia de Adriano en la lejana Segobriga, para acabar con tan peligroso personaje? Lean.
Concluidas las guerras civiles, que llevaron a Octavio al poder en Roma -año 31 a.C.-, libre ya del largo y cruento conflicto, decidió ocuparse de los pueblos que, aún dentro del Imperio, no habían sido todavía sometidos. En el norte de España dos pueblos, los astures y cántabros quebraban la seguridad de la zona. Se despla zaron a la misma ocho legiones y numerosas trpas auxiliares, hasta alcanzar un total de 70.000 hombres. Un formidable ejército como nunca antes se concentró. Las campañas, dirigidas inicialmente por generales romanos, fueron tomando cuerpo y ganando en intensidad y violencia. La guerra de guerrillas abierta por los montañeses, las continuas emboscadas a las legiones y los cortes de suministros, ocasionaron tales daños al ejército romano que tuvo que emplearse toda la maquinaria de guerra desplazada para aplastar la resistencia encontrada. Despues de cruentas batallas, en el año 25 a.C. La guerra se dio por concluida. Para evitar su repetición, apresaron y vendieron como esclavos a cuantos hombres eran capaces de empuñar un arma, dejando el territorio libre de elementos hostiles a Roma. A pesar de todas estas prevenciones, en el año 19 a.C. El conflicto se reabre de nuevo. Los esclavos de la Galia asesinan a sus amos y regresan a las montañas cántabras. Los escondidos en éstas se unen de inmediato a ellos, arrasando puestos y guarniciones romanas. La violencia empleada fue de tal magnitud que Roma, sorprendida por el cariz de los acontecimientos, se vio abocada a emplear de nuevo sus legiones.
La apasionante historia del guerrero cántabro que defendió su tierra de los romanos hasta las últimas consecuencias. Ésta es la historia de Corocotta, un guerrero cántabro que se vio favorecido desde niño por ‘la enfermedad de los dioses’, la epilepsia, y que luchó junto a Julio César; de la lejana África a Gades, de Roma a Britannia. Él lideró la última defensa de Cantabria frente al asedio de Augusto.