Novelas históricas que se basan en el Egipto dominado por el Imperio romano.
La protagonista ubícua de esta novela es la ciudad de Alejandría, la más inquieta y cosmopolita del orbe mediterráneo a comienzos de la era cristiana. En ella escenifica Pilar Pedraza magistralmente un tiempo convulso, inicio de la decadencia de la gran metrópoli, rubicón del auge del cristianismo que habría de acabar con siglos de tolerancia y eclecticismo cultural a partir del brutal sacrificio público de Hypatia (filósofa, astróloga y matemática en la que se inspira la autora para su personaje de Melanta). En La perra de Alejandría, esta crisis de civilización se encarna en personajes como el cínico Elpidio, líder local de la secta del Perro, que vive en la calle, siguiendo el ejemplo del gran Diógenes; Críspulo, el ambicioso y despiadado obispo cristiano de Alejandría, dispuesto a todo para arrinconar las creencias paganas e imponer la «fe única»; la citada Melanta, hija del astrónomo Filoteo, profesora en el Museo e iniciada en la secta órfica; o Mihal Gospod, conocido como Bárbaro, príncipe dacio en el exilio afiliado a la secta del Perro (los cínicos), verdadero hilo conductor de los terribles episodios que narra esta novela. La ciudad de Alejandría se engalana para celebrar las fiestas dionisiacas. Una mañana aparece muerto El Rubio, un indigente considerado en secreto por los cofrades dionisiacos como una encarnación del dios. Para Fernando Savater esta novela es «otro regalo insólito de una escritora que siempre sabe dejarnos relamiéndonos por lo conseguido y a la vez hambrientos de lo que sin duda vendrá».
Si Cleopatra conquistó el corazón de los lectores por su agudo enfoque y su estilo apasionado, en La reina faraón la saga de Karen Essex alcanza su punto culminante. La reina de Egipto vivirá una turbulenta historia de amor con el general Marco Antonio, le dará un hijo a Julio César, y se enfrentará a guerras y traiciones para recuperar el trono que le fue arrebatado. Amante ardiente y madre fieramente protectora, su orgullo le hizo preferir la muerte antes que el deshonor.
Se trata de la continuación de: Cleopatra