Novelas que tratan acerca de las culturas del Lejano Oriente, incluyéndose también otras como la India, desde la Antigüedad hasta el momento presente.
Dainichi es el Buda supremo. Francisco Javier llego a Japon en el siglo XVI a bordo de un junco pirata chino para intentar cristianizar este pais de civilizacion refinada y ajena a la cultura europea. Al llegar al archipielago se encontro con un brutal choque de culturas, tensiones con los poderosos daimio y los bonzos budi stas y shintoistas. Viajo por todo el sur de Japon para conseguir una audiencia con el emperador, exitos, dudas y fracasosLa epopeya del jesuita Francisco Javier nos descubre el lado humano, la entereza el caracter de uno de los mas grandes aventureros españoles.
Una luminosa mañana de septiembre de 1693, los habitantes de Tokio son despertados por la campana de incendios. El fuego ha prendido en una cabaña del Loto Negro, un templo budista situado en las proximidades del castillo de Edo, desde donde el sogún Tokugawa Tsunayoshi gobierna Japón. Y cuando una de las víctimas resulta s er el jefe de la policía, el caso recae en Sano Ichiro, el «muy honorable investigador de sucesos, situaciones y personas». Tras sendas visitas al escenario del incendio y al depósito de cadáveres, Sano señala como principal sospechoso a una supuesta huérfana de quince años llamada Haru, quien, entre aturdida y desconfiada, se niega a confesar lo que sabe. Ante tal situación, Sano no tiene más remedio que recurrir nuevamente a su mujer Reiko, y lo que ésta averigua es tan espeluznante que el detective samurái se niega a creerlo. ¿Es Haru una ninfómana y una mentirosa compulsiva, como afirma Sano, o se trata de una víctima más del Loto Negro, la secta que parece estar detrás de los secuestros de niños, del envenenamiento de los pozos de agua y de las desapariciones de adultos ocurridas en los últimos tiempos, como pretende haber descubierto Reiko?Así pues, marido y mujer, con sus respectivos ayudantes, se enfrentarán por separado a los numerosos peligros de la corte y lucharán contra una misteriosa organización secreta para intentar resolver el caso y, en último extremo, salvar a su propia familia. Loto Negro es la tercera entrega en castellano de una apasionante serie protagonizada por el detective samurái Sano Ichiro, quien, con su katana y su kimono, es un insospechado antecesor de Philip Marlowe y Sam Spade. Misterio e intriga política sobre un detallado retrato de la hermética corte japonesa del siglo XVII.
Acompañado de su bella y vehemente esposa Reiko, a quien después de acaloradas discusiones ha aceptado como ayudante para preservar la armonía conyugal, el muy honorable investigador de sucesos, situaciones y personas Sano Ichiro se traslada a Miyako para resolver el caso más desafiante de su carrera. Acuciado por la necesi dad de mantener ante el sogún su statu quo, puesto en entredicho por las astutas maquinaciones de su rival el chambelán Yanagisawa, Sano y su impetuosa mujer llegan al palacio del emperador con la urgente misión de desenmascarar al asesino que posee el secreto del kiai, el grito espiritual, un poderoso aullido capaz de matar a un hombre en el acto.
En esta obra de ficcion historica, el escritor japones se propone superar el estilo moralizante de las narraciones historicas en boga y profundizar en el estudio de la psicologia de la mujer japonesa en la era feudal.
En la sociedad japonesa del siglo VXII, la figura de la mujer queda eclipsada por la del varón, a la sombra de valores como el deber, la lealtad, el honor o la familia. Una incipiente clase de comerciantes y artesanos cobran importancia, mientras daimyos y samuráis pierden posiciones y el emperador se convierte en un elemen to decorativo. La protagonista, Umiko, nos cuenta cómo se acercó al mundo de las artes de la mano de Mitsui, uno de los nuevos burgueses, y su experiencia del amor junto a un samurái retirado, dedicado al zen y a la vida contemplativa. Descubrirá, al tiempo que nos transmite el relato de su vida, el sentido de su propia existencia. Tal vez aprendamos con ella que la vida sólo puede ser comparable a la inmensidad del mar.