Las legiones romanas han partido y el caos y la confusión se adueñan de Britania. Ante el asedio de los bárbaros, Gayo Publio Varrón y el ex senador y general Cayo Británico se repliegan en una de las últimas colonias con la intención de preservar la civilización. Para ese fin, crean su propio ejército siguiendo el modelo de las compañías de Alejandro Magno, al tiempo que sientan las bases del futuro reino de Camelot. Así, el grupo centra sus actividades en la cría de caballos, el adiestramiento de buenos jinetes, el establecimiento de un cuerpo de leyes que regirán la vida comunal y, sobre todo, la forja de nuevos metales para la fabricación de armas modernas. Modelada a partir del metal extraído de un meteorito, surgirá una espada extraordinaria que se llamará Excalibur, y con ella, el nacimiento de los caballeros de la Mesa Redonda.
En el siglo IV d.C., el Imperio Romano está en plena decadencia. Las legiones romanas comienzan a retirarse de los territorios conquistados y Britania se encuentra rodeada de pueblos bárbaros a la espera de poder adueñarse de ella. Gayo Publio Varrón, legionario romano nacido en Britania y antepasado del mítico rey Arturo, se ve obligado a abandonar el ejército a causa de una herida y volver a la herrería de su abuelo con la intención de aprender el oficio. Allí descubre que Britania significa para él algo más que «el lugar donde vive», y junto a Británico, su general y amigo, se preparan para sobrevivir al desastre que se avecina. Para ello escogen un enclave al norte de Cornualles, el futuro reino de Camelot, donde intentarán preservar los valores más sólidos de la civilización romana y sentarán las bases para una futura nación libre de conquistadores.Narrada en la voz de Publio, La piedra y la espada es la primera entrega de las CRÓNICAS DE CAMELOT, una serie de novelas con las que Jack Whyte, apoyado en un extenso trabajo de investigación, se ha propuesto acercar al lector de forma amena y entretenida los fundamentos históricos de las leyendas arturianas, probablemente las más antiguas y famosas de la era cristiana.
Fray Cadfael pide licencia a su abad, Radulfo, para asistir a la reunión, aunque no le mueve un interés político sino humano. Debe encontrar a Oliveros de Bretaña, un joven caballero que ha sido apresado por las tropas del rey y que ahora corre un peligro mortal… Y es que Oliveros es su hijo secreto, concebido cuando Cadfael no era más que un joven soldado.
En Coventry, para su decepción, no logra averiguar su paradero, pero sí hace un descubrimiento preocupante: no todo el mundo está a favor de la paz, existen poderosas fuerzas que se benefician del sufrimiento de muchos y un aura de violencia reprimida preside las reuniones. El instinto paternal y el sentido del deber como hombre de bien luchan en el alma de fray Cadfael, que deberá poner en tensión toda su energía, tenacidad e inteligencia para conseguir su doble propósito: servir a la causa de la paz y proteger el más profundo de sus afectos terrenales.